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Proceso de tratamiento del agua potable

La mayor parte del agua potable procede de una fuente de agua superficial, como un lago o un río, o de una fuente de agua subterránea, como un pozo o un manantial. Esta agua requiere tratamiento antes de que pueda consumirse con seguridad; el nivel al que se trata el agua depende de la fuente de agua y también de la normativa federal. En Estados Unidos, por ejemplo, la Ley de Agua Potable Segura fue creada por la Agencia de Proección Medioambiental para establecer normas para el agua del grifo y los sistemas públicos de abastecimiento de agua. Aunque las prácticas de tratamiento del agua potable varían, la mayoría de las plantas potabilizadoras siguen un proceso de seis pasos para eliminar los contaminantes indeseables.

 

Eliminación de arenilla

El primer paso en el proceso de tratamiento es la eliminación de las partículas duras de gravilla (arena, grava, ceniza, etc.) y otros objetos grandes (latas, botellas, ramas de árboles, etc.). Este paso es necesario porque evita daños a las bombas, que se utilizan para transportar el agua de un paso a otro en el proceso de tratamiento.

Adición química/Aireación

Después de retirar cualquier objeto grande del agua, se añaden productos químicos de cloración para controlar las algas y otros crecimientos biológicos. La aireación, o circulación de aire a través de una sustancia líquida, también tiene lugar en este paso para que pueda disiparse cualquier gas disuelto.

Floculación

Una vez eliminada del agua la mayor parte de los gases, es necesario eliminar también los sólidos en suspensión. Para recogerlos, es esencial que se depositen en el fondo de la balsa, pero estas partículas suelen ser tan pequeñas que no pueden sedimentar sin ayuda. Por ello, para adelantar el proceso de sedimentación, se añaden al agua compuestos coagulantes. Los sólidos en suspensión se adhieren a estos compuestos y crean grumos pesados denominados partículas de flóculos.

Sedimentación

La balsa de sedimentación suele estar situada muy cerca de la balsa de floculación para que las partículas no tengan que viajar muy lejos y no tengan oportunidad de romperse. Cuando llegan a la balsa de sedimentación, la velocidad del agua se ralentiza para que las partículas del flóculo puedan hundirse en el fondo de la balsa. Este proceso se ve potenciado por los sedimentadores tubulares, que aumentan la capacidad de sedimentación de las balsas y los clarificadores al reducir la distancia que debe caer una partícula antes de alcanzar una superficie plana. Las partículas se acumulan y aglomeran dentro de los tubos, formando partículas de flóculos pesados que pueden hundirse hasta el fondo de la balsa, donde un sistema de recogida de lodos las raspará.

Filtración

Las partículas restantes se eliminan durante la etapa de filtración, cuando el agua se hace pasar por una serie de filtros, que a menudo incluyen filtros de medios, de malla y de arena.

Desinfección

Aunque ahora el agua está prácticamente libre de partículas y microorganismos contaminados, es necesario añadir desinfectantes para destruir cualquier resto de patógenos causantes de enfermedades. Esto se hace comúnmente con la cloración y hace que el agua sea segura para beber.

Una vez completado el proceso de tratamiento, el agua puede bombearse a través de los sistemas públicos de agua hasta su casa, donde fluirá por su grifo.

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